26 Nov

Querer cambiar a los demás, el gran desgaste

¿Crees que estás en el camino correcto y los demás no?

¿Piensas que si los otros hicieran las cosas como tú consideras, el mundo sería un lugar mejor?

Cuando uno emprende un camino de desarrollo personal, ya sea de autoconocimiento, evolución interior o espiritual, a menudo es posible caer en la trampa del ego.

Recuerdo perfectamente lo que me ocurrió cuando decidí cambiar mis hábitos alimenticios y convertirme en vegetariana.

Estaba convencida de los beneficios "incuestionables" de mi decisión, para mi cuerpo, para mi salud y para el planeta.

Por supuesto, debía compartir mi descubrimiento, mi visión, mi epifanía con el mundo. De este modo, cada vez que iba a comer con alguno de mis amigxs carnívoros les cuestionaba sobre sus hábitos de consumo. Dejando claro cuál era la opción buena y cuál la menos aconsejable según mi parecer.

Pensaba: “Si esto que estoy haciendo es tan bueno, quiero que mi entorno más íntimo se beneficie de ello”. Y además, pensaba también: Qué maravilloso sería si todos los seres humanos del planeta fuéramos vegetarianos”.

Pues bien, este razonamiento tan simple es extensible a cualquier actitud, pensamiento o acción de la vida.

En este mundo digital en el que nos encontramos insertos, la crítica voraz y también la velada están a la orden del día, la censura de los actos de otrxs, la denuncia y ofensa ante el comportamiento ajeno son el pan de cada día.

Pensar que somos mejores y que lo correcto son nuestras razones es un espejismo del ego. Este nos devuelve nuestra propia imagen y es entonces cuando podemos decidir tomar uno de estos dos caminos:

  • Reforzar ese automatismo egóico y narcisista tratando de cambiar al otro.
  • Trascenderlo y mirarnos con compasión.

Imponer el tiempo de aprendizaje, el proceso natural de cada individuo es inútil además de profundamente agotador.

Cada uno debe recorrer su camino, a su modo y en su momento. El padre que le dice a su pequeño como debe moverse encima de una bicicleta, no tendrá repercusión en él hasta que este se suba a una y empiece a pedalear.

Es importante ese cambio de paradigma. El respeto es la base del amor.

En estos tiempos de divergencias, de separaciones e incertidumbres, de verdades y postverdades, es más importante que nunca saber que:

El verdadero cambio es el que opera en unx y que el mejor consejo lo da el ejemplo de lo que cada uno hace consigo mismx y sus circunstancias.
 

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