20 Sep

Tenemos un sexto sentido: La propiocepción

Tenemos un sexto sentido: La propiocepción

 ¿Te han dicho “no tienes nada” y sin embargo tienes dolor, o desequilibrio o síntomas digestivos o un hijo con dificultad de aprendizaje?.

Vivimos en una época en la que el cuerpo se corta a trozos y cada parte pertenence a un especialista médico. La propiocepción no se puede cortar y un bloqueo en este sistema puede dar lugar a un Síndrome de Deficiencia Postural (SDP).
El SDP se manifiesta clínicamente con varios síntomas y todos responden a un común denominador; dispropiocepción o fallo propioceptivo. Los pacientes se caracterizan por ser disfuncionales (no psíquicos). Por eso en las pruebas diagnosticas convencionales no se encuentra ninguna lesión que explique su sintomatología.
La propiocepción es el sentido que informa al cerebro sobre el estado del cuerpo y la relación del cuerpo con el espacio. Fue definida por Sherrington; médico neurofisiólogo premio Nobel de Medicina.

Gracias a la propiocepción vemos y oímos las cosas y sonidos tal como son, sabemos dónde pisamos, dónde está cada parte de nuestro cuerpo, escribimos dentro de unos parámetros de normalidad, procesamos instantáneamente la información que leemos, caminamos en línea recta, sabemos cómo está nuestro tono muscular; siendo capaces de reaccionar a tiempo evitando por ejemplo un esguince o una caída, y nos posicionamos correctamente en el espacio, etc.

Un problema propioceptivo puede generar descompensaciones posturales que cursan con dolencia o lesión músculo esquelética, y/o un Sndrome de Deficiencia Postural.

Algunas de las manifestaciones clínicas comunes que encontramos pueden ser debidas a un SDP: Lumbalgia, cervicalgia, dolor plantar, ciatalgia, síntomas digestivos, migraña, vértigo, caidas frecuentes, caninar en puntillas, tropezar con los propios pies, déficit de atención o concentración, ansiedad, depresión, fatiga crónica, dislexia.

 
Un fallo propioceptivo puede bloquear procesos cognitivos, y de aprendizaje en los niños.
Síntomas del SDP:
  • Dolor (en las piernas, plantar, cervicalgia, ciatalgia, lumbalgia, migrañ, cefalea, braquialgia, epigastralgia).
  • Desequilibrio (Vértigo, desequilibrio momentáneo, caidas frecuentes, mareo)
  • Síntomas digestivos (vómitos, nauseas, estreñimiento o diarrea).
  • Perturbación cognitiva (dislexia, déficit de concentración, déficit de atención).
  • Perturbación de la localización corporal (choca con las mesas, sillas o puertas, camina torcido, tropieza con los propios pies, morderse las mejillas, labio o lengua).
  • Déficit articular (Caminar en puntillas, dificultad en levantar los brazos o en flexionar los miembros inferiores,  perturbaciones  con limitación en la rotación y extensión a nivel de la columna cervical, dorsal y lumbar, déficit de apertura de la boca o click articular)
  • Descoordinación motora (dificultad en respetar las líneas, dificultad en los trabajos manuales, en los dibujos).
  • Perturbación sensorial (Hiperalgia de la piel, sensación de falso movimiento, sordera de percepción, retraso de la percepción auditiva).
  • Perturbaciones neurovasculares (hormigueo, sudor frío en las extremidades).
  • Perturbación espacial (percepción incorrecta de la verticalidad, dificultad en reconocer la izquierda de la derecha, localización egocéntrica incorrecta).
  • Perturbación psíquica (agarofobia, depresión, ansiedad, claustrofobia, hiperactividad).

Ante estos síntomas y  pruebas diagnósticas normales, podría haber un SDP.

 

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